Quien lleva a Jesús en el corazón

Esta es una frase que nos legó la Venerable María del Refugio Aguilar y la que nos llena de esperanza

Hablar del CORAZÓN es un tema importante, no sólo desde el punto romántico, sino desde la realidad del ser humano, por ello, poetas como Gabriel García Márquez escribió: “Recordar es fácil para el que tiene memoria, olvidar es difícil para quien tiene corazón” y Gabriela Mistral dijo “Vivir al abrigo de tu corazón y llamarlo siempre hogar”, la Sierva de Dios, Venerable María del Refugio se refirió en varias ocasiones al corazón, al amor… Una de sus frases es “Quien lleva a Jesús en el corazón, lleva un paraíso en la tierra” (Florecillas de santidad, pág. 7).

Podemos inferir que se pueden relacionar estas tres frases: llevar un paraíso en la tierra es tener en la memoria la presencia constante de Jesús y es hacer conciencia de un hogar. Vivir al abrigo del corazón eucarístico de Jesús es estar bajo su sombra, a su cuidado y custodia, es la oportunidad de estar con el Amado, dejarse amar, transformar, hacerse “uno con Él”. Es confiar en su providencia pues bien lo dijo la Venerable madre María del Refugio, que la sombra del Sagrario nada nos faltará Florecillas de santidad, pág. 8); es la confianza de los hijos hacia sus padres y de la esposa hacia el Esposo.

Podemos inferir que se pueden relacionar estas tres frases: llevar un paraíso en la tierra es tener en la memoria la presencia constante de Jesús y es hacer conciencia de un hogar. Vivir al abrigo del corazón eucarístico de Jesús es estar bajo su sombra, a su cuidado y custodia, es la oportunidad de estar con el Amado, dejarse amar, transformar, hacerse “uno con Él”. Es confiar en su providencia pues bien lo dijo la Venerable madre María del Refugio, que la sombra del Sagrario nada nos faltará Florecillas de santidad, pág. 8); es la confianza de los hijos hacia sus padres y de la esposa hacia el Esposo.

Cuando María del Refugio funda la Congregación quiere que el “amor lo sea todo en la congregación” (Const. Art. 7, 1909) pedía que nos amáramos para ser dignas hijas de María Santísima y que no nos fuéramos a dormir si había algún motivo para reconciliarnos. Es ese amor el motor que debe mover a cada Hermana Mercedaria del Santísimo Sacramento. Amor que mueve a la acción, pero también amor que mueve a la contemplación: a la sombra de ese sagrario. Cuando llevamos Jesús en el corazón somos capaces de transformar nuestra mirada y darnos cuenta del paraíso que hay a nuestro alrededor cuando Dios es nuestro centro y motor de la vida. El paraíso lo descubrimos cuando nuestra percepción cambia a una mirada limpia, libre y transparente. Si somos libres de prejuicios podremos ver las cosas de manera positiva, sacar lo mejor de las situaciones, aunque éstas sean adversas, y esto se logra porque llevamos a Jesús en el corazón.

 

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Quien lleva a Jesús en el corazón

Esta es una frase que nos legó la Venerable María del Refugio Aguilar y la que nos llena de esperanza

Hablar del CORAZÓN es un tema importante, no sólo desde el punto romántico, sino desde la realidad del ser humano, por ello, poetas como Gabriel García Márquez escribió: “Recordar es fácil para el que tiene memoria, olvidar es difícil para quien tiene corazón” y Gabriela Mistral dijo “Vivir al abrigo de tu corazón y llamarlo siempre hogar”, la Sierva de Dios, Venerable María del Refugio se refirió en varias ocasiones al corazón, al amor… Una de sus frases es “Quien lleva a Jesús en el corazón, lleva un paraíso en la tierra” (Florecillas de santidad, pág. 7).

Podemos inferir que se pueden relacionar estas tres frases: llevar un paraíso en la tierra es tener en la memoria la presencia constante de Jesús y es hacer conciencia de un hogar. Vivir al abrigo del corazón eucarístico de Jesús es estar bajo su sombra, a su cuidado y custodia, es la oportunidad de estar con el Amado, dejarse amar, transformar, hacerse “uno con Él”. Es confiar en su providencia pues bien lo dijo la Venerable madre María del Refugio, que la sombra del Sagrario nada nos faltará Florecillas de santidad, pág. 8); es la confianza de los hijos hacia sus padres y de la esposa hacia el Esposo.

Podemos inferir que se pueden relacionar estas tres frases: llevar un paraíso en la tierra es tener en la memoria la presencia constante de Jesús y es hacer conciencia de un hogar. Vivir al abrigo del corazón eucarístico de Jesús es estar bajo su sombra, a su cuidado y custodia, es la oportunidad de estar con el Amado, dejarse amar, transformar, hacerse “uno con Él”. Es confiar en su providencia pues bien lo dijo la Venerable madre María del Refugio, que la sombra del Sagrario nada nos faltará Florecillas de santidad, pág. 8); es la confianza de los hijos hacia sus padres y de la esposa hacia el Esposo.

Cuando María del Refugio funda la Congregación quiere que el “amor lo sea todo en la congregación” (Const. Art. 7, 1909) pedía que nos amáramos para ser dignas hijas de María Santísima y que no nos fuéramos a dormir si había algún motivo para reconciliarnos. Es ese amor el motor que debe mover a cada Hermana Mercedaria del Santísimo Sacramento. Amor que mueve a la acción, pero también amor que mueve a la contemplación: a la sombra de ese sagrario. Cuando llevamos Jesús en el corazón somos capaces de transformar nuestra mirada y darnos cuenta del paraíso que hay a nuestro alrededor cuando Dios es nuestro centro y motor de la vida. El paraíso lo descubrimos cuando nuestra percepción cambia a una mirada limpia, libre y transparente. Si somos libres de prejuicios podremos ver las cosas de manera positiva, sacar lo mejor de las situaciones, aunque éstas sean adversas, y esto se logra porque llevamos a Jesús en el corazón.

 

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