Carisma

El descubrimiento de Cristo que entregó su vida para redimirnos de toda esclavitud y su profunda incidencia con el Misterio Eucarístico, constituyen el fundamento de nuestro carisma y espíritu eucarístico mercedario. Ésta fue la experiencia original de la Venerable María del Refugio Aguilar y Torres, nuestra Madre Fundadora.

Las Hermanas contemplamos y asumimos las actitudes de Cristo en su Misterio Eucarístico: su entrega incondicional al Padre, la universalidad de su amor redentor y la donación de su vida como servicio a favor de la humanidad. Nos comprometemos por tanto a vivir en comunión y entrega de la vida en bien de los hermanos.

Encontramos en Nuestra Madre de la Merced el modelo de donación plena a Dios, en total disponibilidad liberadora, como ejemplo de fe, entrega y libertad.

Espiritualidad

Fieles a la acción del Espíritu, cultivamos una espiritualidad redentora de comunión que impregna nuestro estilo de vida y da respuesta a las necesidades de los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
Desde la Eucaristía, sacramento pascual de Cristo Redentor y contemplando a María Madre de Merced, descubrimos a los cautivos de hoy, nos acercamos con entrañas de misericordia y somos solidarias con ellos a través de nuestra misión evangelizadora.
Somos fermento de comunión donde quiera que nos encontremos, en fidelidad al compromiso que tenemos con la Iglesia de vivir y anunciar el evangelio con María a la luz de la Eucaristía.
Por razón de nuestra vocación de Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento estamos llamadas a vivir en caridad, humildad y alegría, virtudes practicadas en grado heroico por nuestra Madre Fundadora.
PAPA-FRANCISCO-I
A ejemplo de Cristo, atento siempre a la voluntad de su Padre, nosotras, fieles y obedientes a la voz de la Iglesia y de sus pastores, hacemos nuestras sus orientaciones doctrinales y pastorales desde nuestra identidad.

Características de nuestra espiritualidad

  1. Vivimos diariamente la Eucaristía como celebración pascual, adoración y compromiso redentor que nos lleva a entregar la vida en bien de los hermanos.
  2. Cultivamos el amor filial a Nuestra Madre de la Merced, modelo de mujer libre y liberadora, con la que nos identificamos plenamente.
  3. Realizamos la misión redentora a través de diversas obras apostólicas, trabajando por la prevención y liberación de nuestros hermanos.