MARÍA DEL REFUGIO AGUILAR Y TORRES

(1866-1937)

 

SUPERIORA GENERAL

Pese a su aversión a ocupar cargos de autoridad, sus enfermedades y cansancio fue Superiora General durante 27 años, (1910 – 1937). En sucesivas ocasiones manifestó a la Curia Metropolitana que su nombramiento como Superiora General había terminado pero el Señor Arzobispo de México le reiteró una y otra vez en su cargo. Tuvo algunos períodos de excedencia en los que ocuparon el cargo interinamente las Vicarias Generales, M. Guadalupe Hernández, 6 meses en 1927, y M. María Teresa Cancino, 6 meses en 1932. Gobernó movida por amor a Jesús Sacramentado y con el interés de que sus religiosas fueran santas. Desde el principio de la fundación demostró adhesión, respeto, obediencia y sumisión a la jerarquía eclesiástica, reconociendo en ella a los pastores puestos por Dios para conducirnos al cielo. La contemplación del Misterio Eucarístico, el modo peculiar de leer el Evangelio, el anhelo de configurarse con Cristo viendo en María un modelo de consagración a Dios y de servicio a los más necesitados, fueron experimentados por ella para después definir e institucionalizar el carisma que el Espíritu Santo le había concedido.

Cada vez que se han renovado las Constituciones se procura respetar el carisma y espiritualidad que Dios nos ha dado a través de la Sierva de Dios, Venerable María del Refugio.

En las Constituciones actuales se lee que las Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento, fieles a la acción del Espíritu, cultivamos una espiritualidad redentora de comunión que impregna nuestro estilo de vida y da respuesta a las necesidades de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Desde la Eucaristía, sacramento pascual de Cristo Redentor y contemplando a María Madre de Merced, descubrimos a los cautivos de hoy, nos acercamos con entrañas de misericordia y somos solidarias con ellos a través de nuestra misión evangelizadora.

     

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MARÍA DEL REFUGIO AGUILAR Y TORRES

(1866-1937)

 

SUPERIORA GENERAL

Pese a su aversión a ocupar cargos de autoridad, sus enfermedades y cansancio fue Superiora General durante 27 años, (1910 – 1937). En sucesivas ocasiones manifestó a la Curia Metropolitana que su nombramiento como Superiora General había terminado pero el Señor Arzobispo de México le reiteró una y otra vez en su cargo. Tuvo algunos períodos de excedencia en los que ocuparon el cargo interinamente las Vicarias Generales, M. Guadalupe Hernández, 6 meses en 1927, y M. María Teresa Cancino, 6 meses en 1932. Gobernó movida por amor a Jesús Sacramentado y con el interés de que sus religiosas fueran santas. Desde el principio de la fundación demostró adhesión, respeto, obediencia y sumisión a la jerarquía eclesiástica, reconociendo en ella a los pastores puestos por Dios para conducirnos al cielo. La contemplación del Misterio Eucarístico, el modo peculiar de leer el Evangelio, el anhelo de configurarse con Cristo viendo en María un modelo de consagración a Dios y de servicio a los más necesitados, fueron experimentados por ella para después definir e institucionalizar el carisma que el Espíritu Santo le había concedido.

Cada vez que se han renovado las Constituciones se procura respetar el carisma y espiritualidad que Dios nos ha dado a través de la Sierva de Dios, Venerable María del Refugio.

En las Constituciones actuales se lee que las Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento, fieles a la acción del Espíritu, cultivamos una espiritualidad redentora de comunión que impregna nuestro estilo de vida y da respuesta a las necesidades de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Desde la Eucaristía, sacramento pascual de Cristo Redentor y contemplando a María Madre de Merced, descubrimos a los cautivos de hoy, nos acercamos con entrañas de misericordia y somos solidarias con ellos a través de nuestra misión evangelizadora.

     

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